Brizna de bancos

10 de mayo de 2014

“Madre, encontramos sus diarios en la caja fuerte”. Ingmar Bergman, Linterna mágica. “Después de su muerte, padre se sentaba todos los días con una lupa de mucho aumento tratando de descifrar sus letras microscópicas, escritas a veces en clave”. ¿Usaría la técnica Walser? -Walser, el mismo que dijo: “Un ganso se tiene prohibido todo atisbo de añoranza”, como diciendo las personas no podemos escapar de los recuerdos-. A la espera de un cambio político, Ismaíl Kadaré cobijó unos poemas fechados en Tirana en una entidad de París, ciudad que siempre parece buena y cuyos puentes representan azoteas perfectas. Uno de esos poemas, a todas luces subversivo, decía: “Qué largo fue este invierno / (…) / la helada alegría / (…) / cuántas cosas se marchitaron”. La esperanza es otra microescritura. Debieran confinarla tantos y aprender del vulgo, que no guarda diarios ni poemas en bancos, sino joyas y dinero. Coda: las personas cómodas o sabias tampoco guardan, pero porque los usan para sentarse; leen tal vez microgramas, tapados, eso sí, por un periódico, que nadie se asuste y los gansos continúen actuando como si la vida no fuera en serio.