Brizna de laberintos

8 de mayo de 2014

“La palabra infinito fue alguna vez una insípida equivalencia de inacabado; ahora es una de las perfecciones de dios en la teología y un discutidero en la metafísica”. Borges. En la pintura, en la música, en los libros; en las relaciones humanas. Actúa igual que la ruina en un templito gótico, permitiendo a sus naves funerarias surcar la mar alborada de las nubes llenas de naufragios. Inacabado, infinito, variantes originales de la perfección. “Y un énfasis (…) en las letras y una verdadera intuición al mirar al cielo”. Abandonar algo, dejarlo a medias, ayuda a la cuadratura fantasmática. Para qué más.