Brizna de misantropía

7 de octubre de 2014

“No tengo vida social, no la necesito. Vivo tranquilo en soledad. La diversión es una construcción artificial (…) imposible tratar con la gente, sólo habla de sexo (…) Comprendo bien por qué muchos escritores se encierran para siempre (…) y no por que sean disfuncionales, sino porque la raza humana no es en absoluto empática. Hacer amigos de verdad puede llevarte la vida entera (…) pon la televisión y verás lo que somos: un montón de locos en un manicomio global”. Morrisey. La misantropía es lo más cercano que encuentro a la filantropía. El retiro de Gerald Brenan, con dos mil libros en Las Alpujarras, es una de tantas llamadas al orden: difícil, bajar hasta el fondo de nosotros para luego salir de nosotros, verdadero sentido de la existencia según Tieck y Proust, con los oídos en la fanfarria. Difícil portar una lámpara de aceite en mitad del azogue. Al viento general se suma el que cada uno, con su vida de prisa y hueco, provoca.