Brizna de solaz

18 de octubre de 2015

“1 de julio de 1960. Dudo declararme entre platónico o hegeliano. Entre las Ideas y el Espíritu Absoluto (…) Día vacío. Inútil”. Ricardo Piglia. Me siento superior: yo he desperdiciado toda la semana, sin descanso y sin despeinarme. Recurro a los diarios de Pessoa, una cura de humildad: “10 de noviembre de 1915: día desperdiciado (…) pero no desagradable; 19 de noviembre: día perdido; 25 de noviembre: un día perdido pero no desagradable; 27 de noviembre: un día ocioso; 30 de noviembre: día prácticamente desperdiciado; 1 de diciembre: un día perdido, de nuevo (…) 13 de junio de 1916: y así he llegado a mi vigésimo octavo cumpleaños sin haber hecho nada en la vida: nada en la vida, nada en las letras o en mi propia individualidad. Hasta el día de hoy, he probado el fracaso hasta sus últimas consecuencias”. Al portugués sólo le queda acudir a los gatos para verse superado.